El agua dura sólo se convirtió en un problema en los últimos 30 o 40 años, cuando la tecnología cambió debido a nuestros cambiantes estilos de vida y a las crecientes demandas de comodidad: cuanto más complejos se volvieron los servicios de los edificios instalados, más vulnerables son hoy en día. Incluso las más pequeñas desviaciones del estado objetivo tienen un efecto en la funcionalidad y eficiencia de las calderas modernas, por ejemplo. Y la cal en el agua causa tales desviaciones del estado objetivo de muchas maneras diferentes.